domingo, 5 de julio de 2015

¡UNO, DOS, TRES...¡ADELANTE!

Y aqui vamos al Módulo 4 y a no perder el rumbo y con mejores resultados que nos permitan seguir con nuestros estudios de Prepaenlínea-SEP.
En esta ocación voy a compartir una de las tareas porque creo que es importante aportar cosas intesantes y que pueden tener un valor social; el tema  que yo dezarrollé fué EL TERREMOTO DEL 85 en Ciudad de MÉXICO, espero que sea de su agrado y SALUDOS.

¡Eh! aquí una caricatura que es muy buena y vá de acuerdo con el tema. 

Terremoto del 85



Introducción:

“Y  sin embargo la tierra se mueve”,  decía Galileo Galilei allá por 1642,  antes de fallecer y después de haber sido condenado por la iglesia a permanecer  prisionero por decir que la tierra no era el “centro del sistema solar  y además giraba al derredor del sol “.

De forma similar se satanizaba el hablar de los fenómenos naturales, (entre ellos los terremotos) antes del 85 en Ciudad de México, y es que como todo fenómeno natural que sucede en un pequeño plantea azul que levita en el espacio con la sola guía de su estrella madre,  está expuesto a todo tipo de catástrofes y movimientos que para nosotros que habitamos en ella terminan siendo terribles, cuando en realidad y a nivel universo,  son acomodamientos y formas de liberar su presión interna y regulatoria; en especial si no existe una conciencia de que los terremotos son más devastadores cuando no existe educación y prevención respecto a ellos.






http://apod.nasa.gov/apod/archivepix.html
Desarrollo:

Por lo tanto los efectos de un desastre como los terremotos  pueden amplificarse debido a una mala planificación de los asentamientos humanos,  a falta de medidas de seguridad, planes de emergencia y sistemas de alerta que no reciban mantenimiento y actualización adecuados.

Pero en especial a falta de capacidad institucional para reducir el riesgo  colectivo de desastres,  éstos pueden desencadenar otros eventos que reducirán la posibilidad de sobrevivir a éste debido a carencias en la planificación y en las medidas de seguridad. Un ejemplo clásico son los terremotos, que derrumban edificios y casas, dejando atrapadas a personas entre los escombros y rompiendo tuberías de gas que pueden incendiarse y quemar a los heridos bajo las ruinas.

La actividad humana en áreas con alta probabilidad de desastres naturales se conoce como de alto riesgo. Zonas de alto riesgo sin instrumentación ni medidas apropiadas para responder al desastre natural o reducir sus efectos negativos se conocen como de zonas de alta vulnerabilidad. Y precisamente es el caso de la Ciudad de México que por su condición topográfica (estar asentada en un terreno lacustre, provoca que además del movimiento del sismo, se genere  licuefacción), por lo que es importante tener una regulación mucho más estricta respecto a los permisos de asentamientos humanos,  así como el peso y materiales que pueden tolerar las construcciones para no poner en riesgo a la población.
Además, que siendo el centro sociopolítico del país, constantemente tiene “un gran número de población flotante”,  factor que en un desastre natural puede agravar el problema,  al no tener un plan que contemple dicho factor, es de esperarse que pueda fácilmente rebasar su capacidad de planeamiento por tener ni siquiera un censo de dicha población y cuáles son sus características.
Se dice que se está implementando una cultura de prevención de sismos,  pero  aún con simulacros y difusión a través de los medios de comunicación, el no tomar en cuenta que la prevención debe tener una planificación más adecuada a través de un verdadero estudio científico en el que se valoren todos los factores de vulnerabilidad y evolución de una ciudad tan compleja, estamos a expensas de que la naturaleza decida ser benévola o cruel con nosotros.

   

Conclusiones:
De cualquier manera los esfuerzos que se han hecho a partir del terremoto del 85, no solo son plausibles, lógicos  y necesarios sino que evidentemente se ha avanzado hacia una cultura de la prevención; pero  siendo objetivos y congruentes es necesario invertir  más que en prevención de desastres en una mejor educación urbana, hacer que éste país mejore su nivel de educación y cultura y que cada ciudadano sea capaz de “apoyarse a sí mismo” y evitar lo más posible convertirse en víctima de la circunstancia del temblor, sólo de esa manera se podría tener a unos ciudadanos conscientes y preparados para cohabitar con su peor enemigo, que no es precisamente el fenómeno natural, sino no saber qué hacer en una situación de crisis que por mucho  lo puede sorprender en cualquier momento y lugar del Distrito Federal.

 No hay que olvidar que “los desastres no son naturales, los fenómenos son naturales”.  Los desastres siempre se presentan por la acción del hombre en su entorno. Por ejemplo: un huracán en la mitad del océano no es un desastre, a menos que pase por allí un navío; de igual manera un multifamiliar no será una tumba colectiva si no se construye en un lugar  inadecuado y de forma irresponsable.



https://pensamientofilosoficoenmexico.files.wordpress.com/2008/10/mapa.jpg

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